Monólogo

 

Tengo una vecina que de tanto fumar, bailar todas las madrugadas y hablar, se ha quedado mal y afónica.

 Pero es que no me deja dormir a mí ni a nadie.

Ayer montó una fiesta y no sabéis cómo. Temblaba la casa. Se rompió los espejos y ventanas.

 

Me tiene hasta lo más allá.